Cualquier persona que padezca una lesión de la médula espinal escuchará con bastante frecuencia los términos médula espinal y columna vertebral. Si bien parecen similares, puede resultar muy útil comprender las diferencias para entender qué papel desempeñan en su lesión.
Para las personas que no están familiarizadas con el tema, podría parecer que las expresiones "columna vertebral" y "médula espinal" se refieran a la misma parte del cuerpo. Si bien ambas son fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo, las diferencias entre ellas son bastante marcadas.
En pocas palabras, la columna vertebral está formada por huesos. La médula espinal está formada por nervios.
La espina dorsal, o columna vertebral, como se denomina con más frecuencia, es la columna de huesos conectados y superpuestos que va desde la base del cráneo hasta la parte baja de la espalda. Cada uno de estos huesos se denomina vértebra y, cuando son varios, se denominan vértebras. Estas vértebras son los componentes básicos de la columna vertebral y cumplen varias funciones fundamentales.
Primero y principal, protegen y sostienen la médula espinal, que es imprescindible para que el cerebro transmita los mensajes al resto del cuerpo. Además, sirven para sostener la mayor parte del peso del cuerpo.
En cambio, la médula espinal es un conjunto frágil y compacto de nervios que también va desde la base del cerebro, pero desciende y atraviesa un espacio abierto en cada una de las vértebras. Como parte fundamental del sistema nervioso, la médula espinal es la vía nerviosa que permite que el cerebro y el cuerpo se comuniquen entre sí.
Desde la médula espinal se ramifican 31 pares de nervios raquídeos, que coinciden en número y ubicación con las vértebras más cercanas al punto de salida de la columna vertebral y, luego, se ramifican para dar lugar a la gran cantidad de nervios que recorren el cuerpo. Este sistema permite que el cuerpo y el cerebro intercambien las señales necesarias para funcionar de forma correcta.
Cuando se producen acontecimientos de alto impacto que dañan las vértebras de la columna vertebral, esto también suele dañar la médula espinal. De esta forma, la capacidad de comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo queda disminuida.