Para los sobrevivientes de una lesión de médula espinal, volver al trabajo, al principio, puede ser una imposibilidad. Pero las estadísticas recientes muestran que las cifras de empleo de aquellos con lesiones de médula espinal están cercanas a las de la población general.
Si se trata de eventos de la vida, pocos tienen un impacto más traumático en el día a día que una lesión de médula espinal. Incluso después de la rehabilitación exitosa de una lesión de médula espinal, comprender el hecho de que la vida de uno se alteró para siempre no es sencillo. La depresión suele ser parte de este proceso hasta que la persona acepte su situación única y decide seguir con su nueva vida.
Una de las mejores maneras de hacer esto es trabajar.
El trabajo nos brinda una sensación de autoestima, sin mencionar que es un medio para mantenerse, tener amistades y camaradería en el lugar de trabajo, y el sentimiento de realización que proviene de ser parte de un equipo. Es particularmente así para aquellos que vieron su vida alterada por una LME.
Sorprendentemente, se demostró en un estudio reciente que de los sobrevivientes de lesiones de médula espinal, un 60% trabajan tiempo completo o medio tiempo, mientas que las cifras de esas mismas personas antes de las lesiones eran de solo un 75%. En verdad, esta tasa de empleo se compara con el promedio nacional de personas sin discapacidad.
Hay muchas razones, pero una de las principales son las oportunidades que se presentan como resultado de las nuevas tecnologías y los trabajos que se pueden realizar en línea. Las habilidades de informática les permiten a aquellos con LME una enorme flexibilidad en términos de planificación, lugar y modo de trabajo si es desde el hogar, la oficina o una combinación de ambos.
Además, la tecnología en línea facilita la educación continua de los sobrevivientes de lesiones de médula espinal que deseen aprender nuevas habilidades a través de programas de educación y capacitación. ¿Sabía que las personas con una LME obtienen un nivel de educación más alto que la población general? No solo mejora las oportunidades de empleo, sino que les brinda a aquellos con LME una red en expansión de relaciones de apoyo, tanto en lo personal como en lo profesional.
Por supuesto, esto no es para insinuar que trabajar con una LME no incluya sus propios desafíos. Lo hace. Muchos, si no es la mayoría, de los sobrevivientes de lesiones de médula espinal requerirán, al menos, algún tipo de adaptación o modificación en los lugares donde trabajan. También se sorprenderá al descubrir que, según el estudio, un 90% de los que trabajan con LME informaron no tener problemas para recibir las adaptaciones que le solicitaron a su empleador.
Otro desafío potencial es el miedo de que, al trabajar, alguien con una LME puede perder sus beneficios por discapacidad. Dado el alto costo asociado a la LME y su cuidado, perder estos beneficios podría ser devastador y sería más que compensado el beneficio de tener empleo. La buena noticia es que existen soluciones a este tipo de situaciones, que se analizan mejor con un trabajador social o asesor financiero.
Trabajar es una parte normal y gratificante de la vida. Esto vale doble para aquellos con una LME. Los mantiene activos y ocupados y ayuda a mejorar la salud física y la sensación de bienestar. No hay motivo por el que no pueda ser parte de su vida.
Referencias: